La familia es el principal agente educativo, y ostenta la responsabilidad y el derecho de educar a sus hijos de acuerdo a sus convicciones La responsabilidad última sobre la educación del chaval, que corresponde a la familia, no es delegable. Por ello, es necesario articular la presencia y participación de los padres en la vida del Grupo. La pertenencia al Grupo de un hijo genera en la Familia derechos y obligaciones, que deben ser ejercidos y cumplidos.
También es necesario que los padres sean conscientes de que el Grupo forma parte de la Comunidad Cristiana y del Movimiento Scout, así como de las implicaciones que ambas cosas conllevan. Existirá un Comité de Padres a través del cual se canalizará la participación de las familias en el Grupo y en las Estructuras Asociativas del Movimiento.
Cuando se produce la incorporación al Grupo, los demás padres desarrollan también un papel a la hora de animar y acoger a los nuevos, especialmente los miembros del Comité de Padres..
La elección de un Grupo Scout como complemento de la educación de sus hijos por su propuesta educativa es una decisión de la familia. En el momento de la incorporación del niño o joven al Grupo, se debe ofrecer a su familia una información y formación clara y completa sobre su propuesta educativa. Esta debe permitir a la familia conocer la identidad y proyecto educativo del Movimiento y del Grupo, además de comprender el itinerario que su hijo recorrerá a lo largo de su paso por las ramas.
El comité de padres será elegido por ellos mismos con un representante de los padres de cada una de las Unidades o grupos de edad. Su función principal será la de facilitar la relación con el Kraal (grupo de Responsables) y el resto de los agentes del Grupo, aportar su visión sobre las necesidades educativas de los chavales y realizar un seguimiento acerca del desarrollo del Programa de Jóvenes en las Unidades.